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El Monasterio Curtea de Arges

El Monasterio Curtea de Arges

El Monasterio Curtea de Arges es uno de los más importantes monumentos de Rumanía. Aparte de la arquitectura que lo convierte en uno de los más importantes sitios turísticos, es un sitio lleno de historia, envuelto en leyendas fascinantes y protegido por las tumbas de los voivodas y reyes de Rumanía. En su época, era uno del más bello monasterio del este de Europa. Fue construido sobre los cimientos del primer obispado de Valaquia por los primeros miembros de la familia “Basarab” y bajo su techo se encuentran las tumbas de los más importantes voivodas: Neagoe Basarab y Radu de Afumati. El monasterio tal como lo podemos ver hoy en día cambio mucho la forma a lo largo del tiempo. Sufrió cambios importantes tanto al exterior como al interior, la pintura actual cubriendo a la antigua. Gran parte de las pinturas antiguas fueron decapadas y están expuestas en el Museo de Artes de Bucarest.

De este sitio está relacionada la más bella y trágica leyenda rumana, la del constructor Manole y su esposa, Ana.

Hace unos 500 años atrás, llegando al trono de Valaquia,  Neagoe Basarab encuentra el antiguo obispado casi en ruinas, y decide levantar en el mismo sitio una nueva iglesia, para demonstrar su autoridad, patriotismo y religión. La obra tardo tres años, (aprox. entre 1515 y 1517) y fue bendecida durante una importante misa en el día de 15 de agosto 1517, en presencia del mismo Neagoe Basarab, que invito personalidades importantes de la iglesia rumana y europea, como los sacerdotes del monte Athos.

El voivoda tenía muy buenos conocimientos de arquitectura religiosa, y el mismo realizo los planes de la iglesia, apoyando con importantes consejos el equipo de constructores liderado por el Manole. El edificio tiene 18 metros de largo, 10 metros de ancho y 25 metros de alto. Durante el tiempo, se ha restaurado en varias ocasiones. La forma actual la tiene después de las reformas realizadas por el arquitecto francés Andre Lecomte du Nouy, y el arquitecto rumano Nicolae Gabrielescu, en la segunda mitad del siglo XIX, a la petición del rey de Rumania, Carol I. Las obras se acabaron en el año 1885, y la iglesia fue bendecida de nuevo al 12 de octubre 1886. Estas reformas, han sido criticadas muy duro en aquellos años, porque modificaron el conjunto, quitando el muro fortificado y derrumbando el gran campanario construido por el Matei Basarab. El plano de la iglesia respeta el culto ortodoxo, y alberga tres naves: altar, naos y pronaos. Neagoe Basarab no ha llegado a ver acabadas las pinturas. Estas fueron realizadas por el Dobromir “el pintor” en el año 1526,  cuando al mando de Valaquia estaba su yerno, Radu de Afumati.

En el pronaos, se encuentran las tumbas de los más importantes miembros de la familia Basarab: Neagoe Basarab, la Señora Despina (su esposa), Stana (hija), Radu de Afumati (yerno)

Con una única excepción (la de la Reyna Elena, la esposa del rey Carol II, madre del actual Rey Mihai, que está enterada en Lausanne), en el mismo monasterio están enterados todos los reyes de Rumanía: Carol I y Elisabeta, Ferdinand y María, (en el pronaos, a la izquierda y derecha justo después de entrar), y Carol II, en una pequeña capilla-almacén del exterior.

Inicialmente, el rey Carol II y su tercera esposa, Elena Lupescu, fueron enterrados en la capilla de los reyes de Portugal, en Estoril. A 14 años después de la caída del comunismo, en el año 2003 los restos de los dos fueron traídos a Rumanía. Si el rey Carol II espera todavía un sitio “definitivo”, Elena Lupescu, su última esposa fue separada y enterrada en el pequeño cementerio del monasterio, lo más lejos de la familia real de Rumanía.

La leyenda de Manole, muy enlazada con el nombre del monasterio, dice que el voivoda contrató el mejor equipo de constructores que existía en aquellos años, y con el maestro constructor Manole al mando, empezaron las obras. Lo que sucedía era que todo lo que construían durante el día, se derrumbaba por la noche, una y otra vez. Una noche, Manole tuvo una profecía, que decía que si construyen entre los muros  a la persona querida que vendrá a la mañana siguiente a traerle comida, nunca más caerá la iglesia. La que llegó primera el siguiente día fue la Ana, la esposa de Manole, que tal como dijo la profecía, con lágrimas en los ojos, puso ladrillo tras ladrillo hasta que su mujer quedó emparedada, llorando entre los muros de la iglesia. Finalizada la construcción, Neagoe Basarab quedo alucinado de su belleza. Pregunto al equipo que estaba acabando el tejado si pueden realizar otra obra igual de impresionante, y como respondieron que sí, ordenó a los soldados a quitar los andamios, dejándolos atrapados arriba, para que nunca más se haga otra obra igual. Manole, desesperado, improviso con los últimos materiales unas alas de madera, y se lanzó desde el tejado intentando volar, pero cayo y perdió la vida. En el lugar donde toco tierra, apareció una fuente, que simbolizan las lágrimas de Manole. De hecho esta fuente existe hoy en día a poca distancia del monasterio, como también existe estampada en la fachada sur una marca de color rojo que indica el lugar donde atraparon a la Ana entre los muros.  Todo el pueblo rumano conoce la leyenda, que al final transmite algo muy importante: nada importante se consigue sin sacrificio.

 

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